Polilla de la vid el principal enemigo de la uva

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Es una mariposa o polilla (lepidóptero) de la familia Tortrícide, cuyas larvas viven en los racimos, uniendo con hilos de seda los botones florales y formando capullos en las hojas o en las cortezas.   La polilla se alimenta principalmente de la Vid transformándose en una plaga clave en todos los lugares donde se cultiva vid.

Según las condiciones climáticas puede tener de dos a cuatro generaciones al año; al igual que otras polillas, es de hábitos crepusculares.  En las regiones en que está presente la plaga, la primera generación de la temporada ataca a los grupos de flores (inflorescencias). Las posteriores generaciones, que según la zona pueden ser dos o tres más, provocan daños en las uvas en formación o granos.

En Sudamérica fue una plaga ausente hasta abril de 2008, cuando el Servicio Agrícola y Ganadero de Chile (SAG) declaró su presencia. De acuerdo con lo informado por el SAG, se encuentra distribuida principalmente en las regiones Metropolitana, O’Higgins y Maule, las cuales se corresponden latitudinalmente con las provincias de San Juan y Mendoza en Argentina.

Ataca únicamente el racimo. En el período de preflor (elongación del racimo), la larva forma glomérulos con las flores, produce tela y se alimenta del sustrato. Post cuaja la larva perfora la baya y se alimenta del contenido interior. En pre pinta y pre cosecha, la perforación es mayor,  se observa deshidratación y habitualmente pudrición causada por el hongo  del género  Botrytis.

Los síntomas más visibles son las hojas retorcidas, los frutos y las flores unidos por hilos de seda, las pupas en hojas o cortezas y podredumbre de frutos.

En uvas de mesa produce pérdida de calidad y en uvas para vino puede dejar residuos fúngicos que provocan aromas y sabores en los vinos y problemas técnicos para la clarificación.

La principal forma de  dispersión de la plaga es a través del traslado de fruta infestada. Además se ha confirmado la dispersión a zonas libres de la plaga a través de tutores, plantas infestadas que han sido removidas o incluso maquinaria de cosecha; también a través de materiales de cosecha (cajas, bins, etc.).

La dispersión a través de los adultos no es tan importante ya que en general no vuelan distancias mayores a 80 metros. Las plantas aisladas de vid que existan fuera de las unidades productivas (en casas particulares por ejemplo) representan un foco muy importante de infestación y posterior dispersión de la plaga.

La manera más eficiente de control es mediante la técnica de confusión sexual complementada con un programa de aplicaciones de insecticidas para cada una de las generaciones de la plaga.

En Chile, se realizan dos aplicaciones de insecticidas dirigidas a la primera generación, y una aplicación adicional para cada una de las generaciones siguientes.

Como medidas de control cultural se puede destacar la remoción de racimos que permanezcan en el lugar posterior a la cosecha. En situaciones extremas con alta infestación y como medida para la erradicación de la plaga, es posible remover la corteza suelta de las plantas (destolar) en invierno para reducir la población de pupas invernantes y complementar luego con una aplicación de insecticida dirigida al tronco y brazos de la planta.

La corteza removida no debe quedar libre y es necesario destruirla o bien incorporarla, ya que las pupas podrían quedar expuestas.

La Industria de la Ciencia de los Cultivos ha desarrollado diferentes tecnologías en productos cada vez más eficaces para el control de la Polilla de la Vid o Lobesia Botrana. Según el ciclo o generación de la plaga, las tecnologías para la protección de cultivos ofrecen diversas innovaciones que:

  • Controlan huevos, larvas y reducen la fertilidad de adultos.
  • Tienen amplias tolerancias y cortas carencias.
  • Presentan alta selectividad a insectos benéficos.
  • Son de amplio espectro: controla eulias, polillas y trips.
  • No dejan residuos en el vino.
  • Poseen una lenta liberación de ingrediente activo.

Dado que el control de las polillas es esencialmente preventivo, se deberán elegir productos que al menos tengan una persistencia de 12 días. Es fundamental que se emplee una buena técnica de aplicación, de tal forma que como lo que hay que proteger es el racimo, el producto debe llegar a ellos impregnándolos.

Cuando el racimo está muy cerrado y/o la cepa muy cubierta por hojas, los tratamientos en espolvoreo son más eficaces, ya que el polvo llega a todas partes. En estos casos hay que tener en cuenta que la persistencia de los formulados en espolvoreo es menor que cuanto lo son para su aplicación vía húmeda en pulverización.

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