La pitahaya sienta raíces en el sur de Portuguesa y se perfila como una nueva alternativa productiva
Por Mireya Mireya Moya
Podemos ver campos de maíz, arroz, caña de azúcar y sabemos con certeza que Portuguesa sigue promoviendo la agricultura, incluso, con cultivos poco comerciales a nivel nacional, pero con gran reconocimiento y demanda mundial, como es el caso de la pitahaya, una fruta tropical de origen asiático.
Este nuevo cultivo, con una experiencia exitosa en tierras del municipio Esteller, se ha convertido en una alternativa de producción y rentabilidad para un productor local, que vio, hace 5 años, la posibilidad de sembrar un nuevo rubro, que acompañará a los ya establecidos como el maíz para el ciclo invierno y el ajonjolí para el norte-verano.
La llamada “fruta del dragón” despertó el interés del joven productor Félix González, quien, entre pruebas y ensayos, logró establecer más de una hectárea de la pitahaya, con gran adaptabilidad en la zona, rendimientos productivos y atractivos precios en el mercado internacional.
Aunque sigue siendo una meta concretar envíos de esta fruta al exterior, el productor ha venido avanzando con la siembra del cultivo y la implementación de buenas prácticas agrícolas en un área de la Hacienda Phelix, al que denomina «su lugar místico».
La pitahaya es una planta perenne de carácter epfítico o terrestre, de porte rastrero y abundante ramificación. Entre las especies más cultivadas se encuentra Hylocereus undatus y Hylocereus costaricensis.
«Tuvimos la idea de hacer algo diferente e innovador. Todos los años se nos presenta algo nuevo y vamos aprendiendo. Hemos tenido muchas experiencias con las labores como el tipo de riego, la forma de la poda, polinización manual y el manejo de plagas y enfermedades», comentó.
«Todo el trabajo de la pitahaya es mano de obra. En distintas épocas hemos presentado ataque de hongo y hormiga, pero el más significativo es el de una plaga que ocasiona daños a la flor; lo tratamos aplicando fumigación en el suelo. Tratamos de no aplicar químico a la planta y realizamos aplicaciones preventivas durante la floración y el desarrollo de frutos», explica González, integrante de una familia de agricultores.
Según explica, el cultivo de la pitahaya requiere de alta luminosidad para el desarrollo de los diferentes procesos fisiológicos. Una adecuada iluminación estimula la brotación de las yemas florales.
«Este es un cultivo muy bonito y vistoso. Hay personas que nos visitan en época de cosecha, floración o polinización, que es un espectáculo visual y de aromas, por lo puede llegar a ser un cultivo que promueva el turismo en nuestra zona, así como ha pasado con el girasol», dijo.
**Datos importantes**
Una planta de pitahaya produce entre 3 y 4 frutos en los primeros 2 años y entre el quinto y sexto año la producción se estabiliza hasta producir 50 frutos por planta.
La edad máxima de la planta es de 15 años y las cosechas son 3 veces al año. El rendimiento promedio se ubica entre 400 a 500 gramos por fruto y han obtenido un récord de casi 900 gramos.
El agricultor mostró su interés en brindar asesorías a productores que deseen incursionar en el cultivo. Además, tiene a disposición esquejes para nuevas siembras.
«Estamos trabajando en ampliar la producción del fruto para seguir atendiendo a clientes locales y también en otros estados como Valencia y Barquisimeto».
En el aspecto nutricional, además de ser muy refrescante, esta fruta exótica es fuente de antioxidantes naturales y contiene vitamina C; entre sus propiedades también destaca su contenido de captina, que contribuye a relajar el sistema nervioso. También aporta vitamina B2, vital para la producción de glóbulos rojos.