Científicos mexicanos buscan desarrollar soya más productiva

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Mejorar y proteger contra elementos dañinos los cultivos de soya en el territorio tamaulipeco (México), es una de las varias investigaciones que desarrolla actualmente en Reynosa el Centro de Biotecnología Genómica (CBG) del Instituto Politécnico Nacional (IPN).

Al frente de esta labor científica se encuentra Homar René Gill Langarica, profesor investigador adjunto del Laboratorio de Biotecnología Vegetal del citado CBG de la comunidad IPN.

En entrevista para El Mañana el investigador dijo que entre las líneas de investigación que desarrolla actualmente el CBG, se encuentran trabajos relacionados con el mejoramiento de la productividad del cultivo de soya, así como la protección de la misma contra agentes que la dañan.

Consideró que mejorar y proteger la soya es importante en Tamaulipas, porque en este estado se siembran al año 120 mil hectáreas de tal producto. Dijo que mejorar la soya tendrá efectos positivos de varios tipos, incluyendo los económicos pues la soya tiene un alto interés económico.

Recordó que además la soya es un producto industrial, que se procesa y comercializa en varias formas, además de servir para el consumo directo humano. Debido a las características propias de la soya subrayó, tiene aprovechamiento agropecuario y de consumo humano, de allí que cualquier mejoramiento que se haga a la planta redituará beneficios en ambos frentes.

Estimó que la soya en Tamaulipas actualmente presenta bajo rendimiento, porque presenta problemas con elementos patógenos que la dañan y disminuyen su rendimiento.

Explicó que para hacer frente a tal situación, las investigaciones del CBG se enfocan a estudiar ciertos materiales para conocer su comportamiento ante diferentes situaciones y su tolerancia a ciertos patógenos, con el ánimo de aprovechar sus propiedades, seleccionarlos y cruzarlos con las variedades de soya que se cultivan en Tamaulipas.

“Nuestra meta es introducir en la soya genes que le permitan un mayor rendimiento y una mayor tolerancia a elementos que la dañan, y los resultados pueden ser aplicables a otros cultivos como frijol y maíz, los cuales están profundamente ligados a la dieta del mexicano”, señaló.

Abundó que tales cultivos son susceptibles de mejorarse y protegerse, encontrando materiales que presenten características que pueden ser aprovechadas en ese sentido, lo que redunda en menos pérdidas por plagas, mejor rendimiento por modificación de la planta, etcétera.

Refirió que la investigación sobre soya registra  avances que han permitido detectar materiales que presentan cierta tolerancia a un elemento dañino denominado Macroformina faseolina, por lo que ahora se trabaja en la incorporación de esos materiales a los cultivos de soya para que estos sean más resistentes.

Expreso que la denominada “Macrophomina phaseolina” es un hongo que provoca la enfermedad “macrofomina” o pudrición gris de la raíz, la cual también se denomina mancha ceniza del tallo, pudrición carbonosa de la raíz y tizón cenizo del tallo.

Dicho padecimiento ataca los cultivos no sólo de soya, sino también de frijol, maíz, sorgo y alfalfa, por lo que cualquier resultado positivo que el CBG obtenga con al soya podrá aplicarse también a estos cultivos.

Finalmente dijo que encontrar un elemento resistente a la macrofomina es importante porque este problema se produce en tierra, durante el crecimiento del cultivo, y afecta no sólo a las plántulas sino también a las plantas adultas.

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